Les conté que mi abuela, a menudo, hablaba a las plantas... y éstas iban echando flores cada vez más bonitas a medida que les hablaba; y también que la seño del otro primero, Mª Carmen, les había enseñado a sus peques la poesía que recitaba su abuela a sus plantas y las semillas de 1ºA habían crecido más que las nuestras...
- ¡Es mentira! - dijo un pequeño inquieto e incrédulo que duda de todo.
- Bueno, pues si no me crees necesitarás verlo con tus propios ojos - le respondí.
Nos fuimos a la otra clase con ese niño como representante, para comprobar si era verdad o mentira lo que yo les contaba. Y...
- Seño, ¡pues era verdad!
- Y la seño Mª Carmen me ha dicho que es verdad, y me la recitado también... y los niños estaban calladitos... y por eso sus plantas ya han crecido y las nuestras no.
- Seño ¡enséñanos la poesía! ¡queremos que nuestras plantas crezcan también!
En ese momento, les recité la poesía realizando la mímica en cada verso y ellos, como esponjas, la aprendieron.
Oculta en el corazón
de una pequeña semilla
bajo la tierra una planta,
en profunda paz dormía.
¡Despierta! dijo el calor.
¡Despierta! dijo la lluvia fría.
La planta oyó la llamada,
y quiso ver lo que ocurría.
Se puso un vestido verde
y estiró el cuerpo hacia arriba.
De toda planta que nace
esta es la historia sencilla.
- ¡Seño! : De toda planta que nace
esta es la historia que rima!!!
Desde entonces, cuando podemos recitamos a nuestras plantas la poesía, pero con el final alternativo de nuestro compañero... que para eso se le ocurrió.
Preciosa entrada, preciosa poesía !!!
ResponderEliminarLa poesía tiene mímica incluida pero en la entrada no la pude poner :(
EliminarY gracias!!
ResponderEliminar;-) )))))
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